cineteca nacional, 1974.
Este es el aspecto que ostentaba la primera Cineteca Nacional (cuyas instalaciones se encontraban a un costado de los Estudios Churubusco, en la zona que actualmente ocupan en el Centro Nacional de las Artes las escuelas de danza y el Centro de Capacitación Cinematográfica antes del incendio que arrasó con sus instalaciones el 24 de marzo de 1982. Orgullo legitimo del régimen del nefasto ex-presidente Luis Echeverría Álvarez, las obras de construcción dieron inicio el 3 de noviembre de 1971 después de una ceremonia entre bombo y platillo, en la que estuvieron presentes personalidades como Luis Buñuel, Cantinflas, Fernando Soler, Dolores del Rio, Lupita Tovar (a quién se le entrego una copia de Santa, la primera pelicula sonora filmada en territorio nacional) entre muchos otros. Las actividades en el recinto dieron inicio el 17 de enero de 1974. La Cineteca contaba en ese entonces con cinco salas. Las dos más grandes eran la Fernando de Fuentes y el Salón Rojo, ambas equipadas con sistemas de proyección de 35 y 70 mm, y una pequeña que era la Salvador Toscano. La Godard y la Fellini, destinadas a la investigación, en realidad (según dicen las malas lenguas) eran usadas por los censores que mutilaban secuencias completas de filmes de contenido provocador o molestas para el régimen en turno. La Cineteca se acondiciono en lo que eran los foros 14 y 15 de los estudios Churubusco, y además de las salas, esta contaba con bóvedas refrigeradas, una biblioteca muy bien surtida y, lo más importante, un acervo fílmico compuesto por poco más de 7000 títulos, en su mayoría, de películas mexicanas. Durante este primer periodo, la Cineteca supó encontrar un correcto balance entre lo nacional y extranjero,así como una rápida consolidación como punto de referencia para el cinéfilo empedernido. En 1977 la Cineteca ingresó a la Federación Internacional de Archivos Fílmicos (FIAF), a pesar de la carencia de una política sólida de conservación; en este sentido, hubo algunos llamados de alerta desde el año de 1978 por parte de algunos especialistas quienes daban cuenta de las precarias condiciones de seguridad del lugar, sin embargo, estos dieron al traste ante las autoridades de Radio, Televisión y Cinematografía (R.T.C.)quienes hicieron caso omiso del asunto. Lamentablemente, la tragedia ocurrida aquella tarde del miércoles 24 de marzo de 1982 vino a confirmar las sospechas de que las instalaciones eran tan “eficientes” y seguras como las de la guardería ABC de Hermosíllo, Sonora. Según los peritajes, la explosión y el posterior incendio se debió a que un corto circuito había hecho estallar 15 litros de los peligrosisimos materiales de nitrato de plata que se resguardaban en una de las bóvedas, a lo que se le debe sumar la carencia de un correcto sistema de aire acondicionado, por lo que el desastre se dio de manera natural. Gracias a la negligencia de las personas encargadas del mantenimiento y, especialmente, a la sordera de la “carismatica” Doña Margarita López Portillo (hermana del presidente en turno y encargada en aquel entonces de la dirección del R.T.C.)perecieron (oficialmente) 36 personas durante el incendio, se perdió la totalidad del acervo filmico “resguardado” hasta ese momento, compuesto por cientos de copias únicas sin catalogar, archivos de prensa de los presidentes Alemán, Calles, Obregón, dibujos de Sergei M. Eisenstein, originales de Diego Rivera donados a la institución por Emilio Fernandez, programas originales de “Un perro andaluz” firmados por Luis Buñuel y materiales de nitrato que incluían películas porno finiseculares. De esta manera, siete decenios de historia cinematográfica parecían hallarse perdidos para siempre.
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